La mejor evidencia de que la nutrición puede jugar un papel crítico en la función y el comportamiento del cerebro proviene de estudios conducidos en la Universidad de Toronto a través de investigadores y neurólogos del comportamiento, Norton Milgram. Estos estudios mostraron que el desarrollo general del cerebro canino es extremadamente rápido durante las primeras cuatro semanas después del nacimiento, luego se ralentiza considerablemente hasta que el cachorro llega a la edad adulta.
Los ácidos grasos linolénico (Omega 3) y linoleico (Omega 6) juegan un papel importante en la dieta de un perro. Estos requieren ambos, pero las fuentes de grasa difieren mucho en sus cantidades concentradas de Omegas 3 y 6. Continúan siendo un importante foco de estudio cuando se trata de comportamiento y nutrición.
Estos estudios son parte de un consenso cada vez mayor entre los investigadores de que la nutrición juega un papel importante en la salud del cerebro. Sin una nutrición equilibrada, las células nerviosas del cerebro de un perro no madurarán adecuadamente y el cerebro será más pequeño en volumen y peso, por lo cual no funcionará tan bien.
Los perros mal nutridos actúan menos inteligentemente durante el resto de sus vidas. El cerebro y el comportamiento están determinados, en cierta medida, por los eventos en el útero. Cuando el cachorro tiene diez días de edad, podemos contar fácilmente el número de conexiones neuronales (sinapsis) que tiene una sola célula en la corteza con otras células en el cerebro, ya que solo habrá unos pocos cientos. Aunque la mayoría de los amantes de los perros no tienen control sobre la nutrición de los padres de sus perros, la dieta durante el primer año de vida de un cachorro es lo más importante.
Efectos negativos de las dietas de mala calidad
Elegir marcas premium de alimentos para perros, elaboradas con ingredientes de alta calidad y fácil digestión, es un excelente punto de partida para garantizar que su perro reciba la nutrición adecuada para su cerebro y para su cuerpo. También es una buena idea cambiar a golosinas más saludables y complementar los alimentos con batatas cocidas, calabaza, zanahorias y judías verdes. Todos estos proporcionan nutrientes adicionales.
Otros alimentos humanos que pueden compartirse de forma segura con su perro son las carnes magras, las verduras cocidas y las frutas frescas (con la excepción de las uvas). Siempre y cuando no constituyan la mayor parte de la dieta de su perro, y usted no está alimentando con sobras de mesa que contienen demasiada grasa, estas son adiciones nutritivas y agregan variedad a la dieta.
Los profesionales de la salud holística creen firmemente que los tubérculos proporcionan importantes propiedades curativas. También mantienen que estas verduras proporcionan energía estabilizadora que enfoca el cerebro y fortalece la voluntad.
Ante todo lo referido, se puede dejar en claro que una buena dieta le puede aportar bastantes características positivas a los caninos.