¡Vivir con perros y gatos es posible! Estos dos animales que, a simple vista, puede parecer que tengan que llevarse mal (tal y como dice el dicho: nos llevamos como perros y gatos) pueden, sin embargo, convivir en un mismo hogar e, incluso, llegar a llevarse estupendamente. Eso sí: para conseguirlo es importante que el dueño tenga muchísima paciencia, que tenga en cuenta las necesidades de cada uno y, sobre todo, que evite cualquier encontronazo o peleas entre ellos. En este artículo de unComo vamos a darte las claves para que veas que sí, pueden convivir perros y gatos pero, para ello, necesitarás seguir unas pautas y recomendaciones concretas. ¡Toma nota!
Juntarlos desde el principio
Para poder convivir con perros y gatos es importante que, siempre que puedas, los presentes desde que son cachorros pues, de esta forma, se acostumbran desde pequeños el uno al otro y conseguirán integrarlos en sus hábitos. Piensa que las dos especies cuentan con características predadoras y, por ende, son territoriales, motivo por el que pueden pelearse y no terminar de tener una buena relación.
Así que, si quieres conseguir que la vida entre ellos sea plácida, procura presentarlos cuando son pequeños y, así, no tendrán tan potenciada su parte más territorial y predadora. Con esto conseguirás que aprendan a compartir su espacio, sus juguetes e, incluso, tu cariño. Pero si esto no es posible, debes saber que siempre es mejor meter a un perro cachorro en una casa donde vive un gato pues, este, suele aceptar mejor a nuevos compañeros que no los perros.
Presentar a un perro y un gato
El momento de la presentación de un gato y un perro es crucial para que se lleven bien. Debes ser muy respetuoso con este acto y cuidar al máximo los detalles para que estén tranquilos y no presientan ese momento como un peligro o se sientan inseguros.
Nunca debes coger al gato en brazos porque es bastante probable que te arañe o que se ponga muy nervioso. Debes de darle espacio y libertad para que él mismo valore la situación y, si se siente bien, pueda moverse a sus anchas, oler e inspeccionar atentamente. Recuerda que el gato es un animal muy observador y siempre está alerta, por tanto, déjalo libre y suelto.
Al perro sí que deberás sujetarlo con la correa para controlar sus movimientos e impedir que pueda tirarse o atacar al gato. Dale un poco de cuerda pero mantenlo siempre controlado para evitar cualquier tirón que pueda herir al felino. No fuerces el contacto, si tu gato se va es porque no se siente seguro y, por tanto, da por concluida la presentación y vuelve a intentarlo al día siguiente.
Si es el perro el que está nervioso te recomendamos que lo lleves a una habitación cerrada y lo dejes ahí durante unos 10 minutos o hasta que se calme; cuando esté más tranquilo, dale una golosina para recompensar su comportamiento y que entienda que lo que le estás pidiendo es calma.
Deja que se huelan, que se observen y, cuando se cansen, llévalos de nuevo a sus espacios separados. Deberás repetir cada día este contacto durante 2 o 3 veces para que, así, se vayan acostumbrando a la presencia del otro y no se consideren una amenaza.
Lo básico para una buena convivencia entre perros y gatos
Ante tu pregunta de si pueden convivir perros y gatos la respuesta es que SÍ pero con un proceso de integración bastante controlado. Es posible que, si los animales son adultos cuando los presentas, nunca terminen de llevarse 100% bien y, por tanto, cuando no estés en casa debas mantenerlos en estancias separadas. Es importante tener mucha paciencia y no agobiarte ni gritarles a la primera de cambio, es un proceso que requiere de muchísima mano izquierda y repetir los mismos patrones día tras día hasta que, al final, se acostumbren el uno al otro.
Una buena manera de conseguir acelerar este proceso y que se vayan acostumbrando más rápidamente es acudir a los olores. Recordemos que estos dos animales tienen muy potenciado el sentido del olfato y, por tanto, podremos hacer que terminen aceptando como normal el olor del otro insertando prendas del perro en la habitación del gato y viceversa. Dale un juguete suyo para que juegue y, así, también captará el olor del otro animal, también es recomendable que acaricies a uno y después vayas a acariciar al otro con su olor para que entienda que los dos forman parte de esa casa.
Pero, sobre todo, tienen que tener su propio espacio. Esto es algo de vital importancia pues, como ya hemos mencionado, son dos animales muy territoriales que necesitan tener su espacio vital sin sentirse invadidos. Crea dos estancias bien separadas (con puertas o con separadores que impidan que se puedan colar) y haz que sea confortable: ponles su cama, su comida, su agua y sus juguetes en este cuarto. Deben reconocerlo como suyo.
Intégralos en el mismo espacio poco a poco
Cuando el perro y el gato estén cómodos en sus respectivos espacios, entonces llega el momento de intentar que compartan una habitación neutra y que ninguno de los dos haya creado como suya. Aquí será donde tendrás que hacer las presentaciones y, poco a poco, dejar suelto al perro (siempre controlado, por supuesto) para que también pueda sentirse cómodo y relajado. Este proceso solo deberás hacerlo cuando detectes que el animal está tranquilo pues, de lo contrario, podría atacar al gato o tener un comportamiento agresivo.
El perro es más peligroso que el gato por su fuerza, sus dientes y su corpulencia y, por eso, deberás entrenarlo con más paciencia y dedicación que al felino. Este se irá acercando, por curiosidad, al perro pero solo lo hará cuando sienta que no hay amenaza, de lo contrario se esconderá y estará muy asustado, una sensación que queremos evitar al máximo.
En cuanto tu perro esté calmado y relajado con tu gato delante, entonces no te olvides de darle una recompensa. El refuerzo positivo es imprescindible en la educación de un perro y, por tanto, es importante que lo fomentes. Evita gritarle o darle algún golpe porque entonces detectará que esa situación es tensa y no podrá actuar con normalidad; si quieres darle una orden con un "No" contundente podrás hacerlo.
Si ves que no puedes controlar la situación y que tus animales no terminan de llevarse bien, evita dejarles en la misma habitación sin supervisión pues podrían engancharse y terminar heridos. Paciencia, educación y control es lo que necesitarás para que puedan convivir un perro y un gato.