La toxoplasmosis es una enfermedad que afecta a las gatos,entre otros animales, provocada por un parásito microscópico llamado Toxoplasma (Toxoplasma gondii). A pesar de que puede contagiarse a las personas y causar abortos en mujeres embarazadas, no es para nada habitual que el gato esté involucrado en el contagio; lo más común es que las personas se infecten al comer carne poco hecha. En unComo.com te explicamos cómo tratar la toxoplasmosis en gatos.
Pasos a seguir: 1No te plantees la eutanasia. Mucha gente siente auténtico terror a esta enfermedad, ya que existe la creencia de que si una mujer está embarazada y tiene un gato con toxoplasmosis, va a sufrir problemas en el embarazo e incluso abortos, con lo que sacrifican al gato.
Aunque, como hemos dicho, las personas pueden sufrir toxoplasmosis, y en el caso de las embarazadas puede haber riesgo de abortos, es muy improbable contagiarse a partir de un gato.
Esto solo es posible mediante la ingestión del gato o de sus heces, que pueden llevar "huevos" (técnicamente se llaman ooquistes) del parásito.
Pero además de no ser muy habitual comer gatos o sus excrementos, para que estas heces sean capaces de infectar a las personas han de pasar por un proceso de maduración que dura entre 1 y 5 días. Es decir, que las heces recién hechas no suponen ningún peligro, o lo que es lo mismo, que cambiando diariamente la arena de la bandeja del gato evitamos el problema.
También hay que tener en cuenta que los gatos portadores de Toxoplasma solo suelen eliminar ooquistes del parásito de una semana a un mes después de contagiarse.
De hecho, como se ha reseñado, normalmente las personas se contagian por comer carne cruda o poco hecha, ya que la mayoría de mamíferos pueden ser portadores y tener quistes en su carne o verduras sin lavar que pueden haber estado contaminadas con heces de gato.
2Diagnóstico precoz. Como en la mayoría de las enfermedades, detectar a tiempo el problema suele ser de mucha ayuda. Este artículo explica las claves para saber si tu gato tiene toxoplasmosis.
3Antibióticos. Son los encargados de atacar al agente causal (toxoplasma). Aunque generalmente no consiguen destruirlo, sí que son capaces de evitar que se multiplique.
La clindamicina, que te recetará tu veterinario a dosis de entre 8 y 15 mg por kilo cada 8 horas por vía oral durante un mes, parece ser el agente de elección.
La clindamicina se puede combinar con otro antibiótico, del grupo de las sulfamidas (trimetropima-sulfonamida), a dosis de 15 mg por kilo con la frecuencia y duración anteriores, para intentar aumentar la efectividad del tratamiento.
Hay que ser muy cuidadosos con las dosis y seguir a rajatabla las indicaciones del facultativo ya que una sobredosificación de clindamicina puede provocar problemas gastrointestinales y la sobredosis de sulfamidas fallo hepático, renal y alteraciones en la médula ósea, además de conjuntivitis y problemas digestivos.
4Tratar los síntomas asociados. La toxoplasmosis puede afectar a diversos órganos con consecuencias muy variables: problemas neurológicos, gastrointestinales, respiratorios, uveítis (inflamación de la úvea, una parte del ojo), que podrían necesitar un tratamiento de soporte, según casos.
5Recomendamos que lleves a tu gato al veterinario al menos dos veces al año, para una revisión.